
El 30 aniversario de los Acuerdos de Paz, lejos de ser una simple fecha, fue un antes y un después para miles de salvadoreños que sufrieron la guerra.
José Antonio Amaya, de 55 años, fue reclutado por la Quinta Brigada de Infantería, en San Vicente, a los 14 años de edad; sin embargo, aclara que “con gusto” prestó su servicio militar y “con honor” defendió la patria.
José fue lesionado con una bala en el pie izquierdo y con esquirlas en su cabeza. Camina sobre el puente de la Quebrada Seca, en San Vicente, lugar donde combatió por siete años.
“Los Acuerdos de Paz fueron una felicidad y tranquilidad, porque se callaron las armas y dejaron de haber muertos”, afirmó.
Mario Godoy, de 58 años de edad, se destacó como capitán de infantería. Ingresó a la Fuerza Armada a los 19 años porque se considera patriota y sintió el llamado de defender la patria.
Descansa sobre una piedra en Tecoluca, San Vicente, lugar donde fue lesionado con una mina que le amputó el miembro inferior derecho en 1985.
En el marco del 30 aniversario de los Acuerdos de Paz recalcó que “tienen un gran significado para nuestra nación, porque se dijo: ‘Hasta aquí, ya no más muertos ni lisiados’”.
Samuel Ramírez, de 55 años de edad, ingresó a los 15 años a las líneas de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL) en compañía de su padre, para brindar seguridad a la población civil en Arcatao, Chalatenango. Combatió durante 10 años y, a su vez, fue técnico y radista de la radio Farabundo Martí.
“Para mí, los Acuerdos de Paz son nuestra segunda independencia”, dijo. Además agregó como logros de dichos acuerdos la existencia de “espacios para las expresiones diversas, políticas e ideológicas”.
Juana Carrillo, de 54 años, ingresó a las filas del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) desde los 13 años. Este árbol le brindó sombra durante los descansos entre cada combate en el cantón El Roble, Suchitoto.
El motivo de su lucha fue la defensa de los derechos del pueblo. Juanita fue lesionada en tres ocasiones y perdió a dos hermanos en combate.
“Cuando a mí me hablaron de los Acuerdos de Paz, yo sentí que volví a nacer, porque veníamos de una guerra muy fuerte que nos traía solo sangre y mucho dolor”, comentó con lágrimas en sus ojos.
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