
El próximo 22 de enero, el sacerdote jesuita Rutilio Grande, los laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus, así como el fray Cosme Spessotto serán beatificados en una ceremonia que presidirá el cardenal Gregorio Rosa Chávez.
Beatificación. La iglesia católica espera unos 6,000 asistentes a la ceremonia de beatificación de los cuatro mártires salvadoreños.
La iglesia y feligresía católica celebrarán el próximo 22 de enero la beatificación de Rutilio Grande S.J., Manuel Solórzano, Nelson Rutilio Lemus y el fray Cosme Spessotto, cuyos asesinatos, ocurridos entre 1977 y 1980, han sido reconocidos por el Vaticano como martirios por odio a la fe.
La ceremonia se realizará en la Plaza Salvador del Mundo, en San Salvador, donde se esperan unas 6,000 personas, informó monseñor Rafael Urrutia, canciller del Arzobispado de San Salvador y vicepostulador diocesano de la causa de beatificación del sacerdote jesuita Rutilio Grande.
El papa Francisco nombró al cardenal Gregorio Rosa Chávez como su representante para presidir la ceremonia, a la cual se espera que asistan familiares de los mártires, quienes con la beatificación están más cerca de convertirse en santos de la iglesia católica, un paso que ya se ha logrado con San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez.
"A partir del 22 de enero inicia la búsqueda del milagro, la promoción de la oración para la intervención del beato. Esto no termina, es solo una fase", indicó el padre Edwin Henríquez, el otro vicepostulador diocesano de la causa de beatificación de Rutilio Grande.
El camino a los altares
Rutilio Grande era párroco de Aguilares. Nació el 5 de julio de 1928 y fue asesinado el 12 de marzo de 1977, cuando se dirigía a El Paisnal, donde había sido invitado a presidir una de las eucaristías de la novena en honor a San José. El padre Tilo, como lo conocía la gente, iba acompañado de Manuel Solórzano, de 72 años, y de Nelson Rutilio Lemus, de 16, así como de otros dos niños. Hombres fuertemente armados abrieron fuego contra el vehículo en el que se conducían. Todos fueron asesinados. El padre Rutilio recibió cerca de 12 impactos de bala.
"Intentando hacer la voluntad de Dios, encontraba a su paso incomprensiones y rechazo. Sus homilías eran consideradas de alta peligrosidad. Subvertían, en opinión de sus asesinos, el orden; o sea, el orden social, político y económico que habían construido a su alrededor para defender sus intereses de clase (...). No entendieron que su malestar era provocado por la divina Palabra que el Padre Rutilio predicaba. Palabra que les cuestionaba sus comportamiento injusto, egoísta y violento para con los pobres de este país", escribió monseñor Urrutia sobre las homilías del padre Grande, en una breve biografía del futuro beato.
Urrutia explicó que la causa de beatificación inició en 2015 y una primera fase implicó recolectar documentos, incluso anotaciones que el jesuita hizo en servilletas, así como el testimonio de dos familiares y personas que lo conocieron. En 2017 ese trabajo se entregó a Roma, donde se desarrolló la siguiente fase. Henríquez destacó que en esta etapa, el Vaticano solicitó completar el proceso de beatificación con los laicos Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus. "El martirio es una vocación que Dios da a muy pocos de sus hijos y en este martirio incluyó a un anciano y un adolescente que lo acompañaban (a Rutilio)", agregó Urrutia.
Finalmente, en febrero de 2020 el papa Francisco reconoció el martirio por odio a la fe, pero la beatificación quedó pendiente debido a la pandemia de covid-19. Fue hasta agosto del año pasado que se fijó para el 22 de enero. Las reliquias del padre Rutilio Grande serán dos pañuelos, indicó la iglesia.
San Juan Nonualcode fiesta
Desde que se conoció la noticia de la beatificación del fray Cosme Spessotto, San Juan Nonualco ha sido escenario de varias actividades. El jueves, uno de los centros escolares de la localidad, situado a unas cuatro cuadras de la parroquia donde fue asesinado, hizo un homenaje en el que varios lugareños dieron testimonio de cómo cambió la vida del pueblo, para bien, la presencia del franciscano italiano, quien los acompañó durante 27 años.
En un principio, se limitaron a organizar una misa en su honor cada 14 de junio, para conmemorar ese día de 1980 en que fue abatido a tiros frente al altar mayor de la parroquia, en represalia por su trabajo pastoral. Fue hasta más de una década después de su muerte que el pueblo conformó un comité para promover su causa ante la Santa Sede.
Fue monseñor Romeo Tovar Astorga, primer Obispo de la diócesis de Zacatecoluca, quien estuvo a cargo de esa promoción, dado que cuando fray Cosme fue asesinado ya había sido nombrado párroco de Zacatecoluca. El párroco actual de la iglesia de San Juan Nonualco, Ildefonso Mejía Flores, detalló que entre las reliquias del mártir que serán entregadas como parte de la ceremonia de beatificación están una pequeña parte de una sábana con la sangre de fray Cosme y una estola que utilizaba.
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